lunes, 4 de julio de 2011

La cita en la embajada

El día antes de la embajada le dije a todo el mundo que tenía que prender velitas por mi, y no porque yo crea en esas cosas, sino porque si no me daban la visa tenía que tener a quién culpar. Y qué mejor que a unas velas.

La mañana no me acuerdo cómo empezó. Pero me acuerdo que estaba super preocupada por la ropa. Suena tonto pero quería tener todo bajo control. El hecho es que me vestí lo más normal de la vida para ser más estudiante que nunca y pensé en ponerme un jean unas botas café un saco blanco y una bufanda café. Funcionó muy bien porque además al final del día, un niño lindo que estaba pidiendo la visa, me pidió el teléfono.

La cita era a las 10am y llegué a la casa de mi tía a las 9am ahí dejé el celular, el reproductor mp3 y cuanto aparato electrónico no dejan entrar a esa embajada. Y de ahí cogí un taxi que me dejó al frente de la embajada. Ahí hice fila de 10 minutos entre super rápido y cuando llegue a la primera fila me hicieron llenar un papel, y después hacer otra fila en la ventanita 29, me acuerdo porque lo que viene después es importante. Llegué ahí y una colombiana empezó a revisar todos mis papeles. Yo tenía una carpeta enorme con los mil papeles que tenía que tener y super nerviosa pensando en que las cámaras me iban a estar grabando todo el tiempo. Cuando depronto me dice esta mujer: esta foto que tragiste, no sirve.

Se me pasó de todo por la cabeza. Yo me había tomado una foto con mi piercing en la naríz y aunque a mi me parecía que no se notaba, estas mujeres todo lo ven. Es su trabajo. Pensé que iba a tener que pedir otra cita y que iba a perder toda la plata que había pagado ( 300 mil pesos hasta ese momento) y me asusté y dije: si me niegan la visa es por esto.

Afortunadamente mi cabeza vuela a mil y tengo una fantasía muy saludable porque nada de eso pasó. Al contrario la señora me dijo que saliera de la embajada a tomarme otra foto y volviera. Que me presentara en la ventanilla 29 donde ella iba a estar para que me terminara de llenar unos papeles.

Yo salí muerta de los nervios porque además no me había podido quitar el piercing yo sola y porque no sabía hasta dónde tenía que ir para tomarme una foto o que me quitaran el piercing. Gracias a las velitas que mis amigos y papás de amigos prendieron, llegue a una tienda literalmente al lado de la embajada donde sacaban fotos y había un señor que quitaba piercings!!! parece que es más normal de lo que creí que vayan a la embajada con su aretico en la cara. En 10 minutos ya tenía foto y estaba haciendo la fila para entrar otra vez en la embajada.

Entré hice la primera fila..la segunda cuando...oh oh, la ventana 29 estaba cerrada! la señora se había ido a algún lado y no había nadie atendiendo en esa ventana. Afortunadamente y gracias al ángel que he tenido detrás en todo este proceso, un niño de mi edad dijo que a las personas de la ventana 29 las estaban recibiendo en la 32. Fui hice la fila y cuando llegué esta señora me preguntó que qué había pasado y que si ya había completado el formulario. Yo no tenía ni idea...ella ya me iba a poner un sellito cuando se dio cuenta que hacia falta algo. Casi me muero. Tuvo que llamar a alguien que la ayudara y al final me pusieron un numerito. Claramente pensé: si me niegan la visa es por esto.

Luego a hacer otra fila para que me tomaran las huellas, luego otra fila para entrar a una carpa con sillas donde te toca esperar y esperar y esperar hasta que te llamen. Entré a esa carpa a las 11am y esperé y esperé. Llevé un muy buen libro que además recomiendo, de un colombiano brillante: "El olvido que seremos" de Hector Abad Faciolince. Luego pedí que me guardaran el puesto, porque además la silla donde te sientas es tu turno...entonces ese puesto es importante, y fui a una tienda (con poca variedad) a comprarme una botella de agua, unos sparkies y un sándwich. Cuando eran las 3pm, y después de 5 horas de esperar, porfin me dijeron que me pusiera de pie para hacer una fila para esperar que me asignaran una ventanilla para hablar con un counsel. Estaba muy nerviosa, tenia mariposas en la barriga y me sudaban las manos. Me dijeron que pasara a la ventanilla 11 (y me pareció un muy buen numero, de repente me estaba volviendo supersticiosa) llegué y había un niño antes que yo hablando con el counsel y se reían, yo pensé: que afortunada soy, está de buen humor! pero depronto vi que él (después descubrí que se llamaba Julian) se fue y tenía en su mano el pasaporte, eso, sólo quería decir que no le habían dado la visa, osino se la hubieran quedado en la embajada.

Entonces la siguiente en la fila era yo...

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